Las Fiestas del Pilar son días de compartir con los amigos, de asistir a eventos culturales y lúdicos, y este año también, de trabajo.Y con ello, a veces se hace imposible escribir sobre lo sucedido en la plaza con la premura que a uno le gustaría. Por ello, y por los amigos que me leen, quería presentar mis disculpas por no haber publicado en tiempo y forma un relato de la novillada de Los Maños. Y como dicen que más vale tarde que nunca, aprovecho la ocasión para decir que fue una buena novillada. Variada en todo. Hechuras, pelajes, cornaduras, condición y comportamiento. Viva la diversidad. Con dos partes diferenciadas. Segundo, tercero y cuarto más toreables. Los otros, de más complicación para los novilleros. Todos de interés. Y, en lo que llevamos de feria, el sexteto de animales que mejor y más peleó en el primer tercio.
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Luis Barbero |
La regularidad de la vacada de Pepe Marcuello es digna de reconocimiento. Los que le seguimos desde hace tiempo sabemos que lo de ayer en Zaragoza, o lo del año pasado, no es fruto de la casualidad. Andorra y Parentis, entre otras plazas, serían testigos de la defensa en un ficticio juicio que me acuse de mentir. Y a pesar de que el presidente desbarrara con el pañuelo azul al noble cuarto, hubo dos toros más, segundo y tercero (mejores que el premiado cuatro), que posibilitaron un triunfo grande a los novilleros presentes, si bien, ni Varea ni el hidrocálido Leo Valadez, supieron aprovechar.
La corrida de Fuente Ymbro fue un coñazo considerable. Casi tres horas de tedio. Decepcionó el encierro gaditano y puso un broche de hojalata a una gran temporada. Bien presentada. Salvo quinto que se defendió de mala manera, y tercero, con una embestida discontinua y que buscaba las hombreras de Juan del Álamo, todos se aplomaron excesivamente pronto. Manuel Escribano no guardará buen recuerdo de su debut en la Misericordia. Su toreo plano y sus interminables pasajes con los rehiletes fueron contenido vacuo para un público que crecía en su hastío a medida que trascurrían sus lidias. Iván fandillo cerró su particular annus horribilis con el tradicional brindis de final de temporada y el mal rato que le hizo pasar el avieso toro que corrió en quinto lugar. Su imagen jadeante y con los brazos en jarra fue un descriptivo epílogo de su paso por Zaragoza. Y de su temporada.
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toroszaragoza.es |
Por su parte, Juan del Álamo, el triunfador de la tarde a tenor del tanteador auricular, ratificó su perfil de torero gris y mediano. Su concepto es pulcro, lineal y académico, y eso le lleva a tener muchas orejas en plazas de primera pero ninguna puerta grande en plazas de relevancia (ayer salió a hombros por el patio de cuadrillas). Ayer fue un episodio más en esa trayectoria plana. No estuvo mal, pero tampoco bien. Con el mejor lote de la corrida no consiguió emocionar al respetable. Dos buenas estocadas ayudaron a desperezar los pañuelos blancos de la concurrencia.
1 comentarios:
De acuerdo total con el autor del post, concerniendo los dos espectàculos que hemos visto.
Saludos
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