Año nuevo.

Año nuevo. Blog viejo. Y tan viejo. Abandonado. En una semana le caen seis. Seis años como seis jotas. Si fuera un conejo le quedaban dos telediarios. Como es una bitácora taurina, veremos lo que le queda. 

Año nuevo. Invierno viejo. Y tan viejo. Ya visto. Previsible. Como estos últimos años, frío lleno de buenas intenciones pero vacío de regeneración. Palabras huecas para la inacción. El Pentuaro. Ruedas de prensa inocuas y entrevistas clandestinas con el progresismo de corbata y camisa remangada. Manifestaciones al rebufo de los cojones de una pandilla de chavales colombianos que aman más al toro que la mayoría de nosotros.

Año nuevo. ¡Y que viva Méjico!. Un calco de Carlos Slim que viene cual Abramovich a comprar voluntades, sentimientos, plazas y toreros a golpe de talón mientras los mandamases de aquí ven en la chequera mejicana su retiro dorado.

Año nuevo. Ilusiones recuperadas. Al rebufo del gran 2014. Inercia positiva en la Misericordia. El año de la confirmación. De volver a ser lo que fuimos. De retomar la exigencia. Zaragoza, el retorno de un pilar de la temporada.

Año nuevo. ¿Y la afición?. Como siempre. Harta en noviembre, con apetencia renovada en marzo. Atenta a las quinielas de Sevilla y Madrid. Organizando viajes. Ahorrando para el abono de su plaza. Y a la espera del toreo eterno y la bravura indómita. En busca del maná.

Año nuevo. ¿Y los toros? Los que quedan vivos, bien gracias. Otros no tuvieron tanta suerte. Fueron al matadero por su sangre. Por sus antepasados. O por exceso de oferta. Exterminio bovino. Baja la oferta. Subirá el precio.

Año nuevo. ¿Vida nueva?

FUENTE: http://blogs.km77.com/