Gracias por seguir ahí. Son ya casi dos meses en los que apenas he publicado nada. Seguramente necesitaba descansar. Una excedencia voluntaria para recargar de ilusión las baterías de aficionado. Y volver a disfrutar escribiendo sobre toros. Creo que, en parte, había perdido esa ilusión.
Y en estas que llega Ceret. Esa espacie de Meca donde peregrinan aficionados de todas las latitudes para dar sentido a su fe por el toro. Y me vuelven a entrar las ganas de contar cosas. De trasmitir lo allí vivido. Porque creo que sitios como Ceret merecen ser contados. Por su compromiso inquebrantable. Por el trabajo infatigable de la ADAC. Y por los amigos, que también lo piden.
De aperitivo, este pequeño collage que recoge diversas instantáneas que, por diferentes motivos, todos positivos, se me han quedado en la retina y evocaré pasados los días esbozando una pequeña sonrisa.
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Mis recuerdos de Ceret 2014 |
Ceret es como ese edén donde vas en busca del fruto prohibido. Y en el que acabas pecando. Ceret es otro tipo de fiesta en relación a la que estamos acostumbrados en España y en parte de Francia. Unos dirán que mejor, otros que nanai. Pero lo que es paradigmático de esta pequeña feria es ver la atracción que genera para con el aficionado a los toros partiendo de unas capacidades y medios relativamente pequeños. Lo mejor de Ceret es su personalidad. Propia e inalienable. Diferente al resto. Y con dos premisas claras, una, el protagonismo del toro, y dos, la defensa del primer tercio como eje fundamental de la lidia. De esta última, este año se podría verter alguna crítica, si bien estoy convencido de que el compromiso por la suerte de varas es innegociable. Y en ese camino, la ADAC y Bonijol tienen que volver a encontrarse.
En lo que respecta al apartado artístico, según mi criterio, los grandes triunfadores han sido Adolfo Martín y Frascuelo. Sobre todo el primero. Lo de Frascuelo supongo que será más un triunfo de consumo interno que para las revistas y portales. Por su parte, el ganadero envió una gran corrida de toros, rematada con un excelente toro, de nombre "Monterías", y que es el mejor toro de Adolfo Martín que yo haya visto en una plaza. Bravo en el caballo, queriéndose comer la muleta al galope. Y en ese escenario, el torero francés Juan Camille estuvo más de digno. Honrado. Porque nos dejó ver el toro y no naufragó ante ese torrente de bravura. A continuación, una secuencia de fotos de la lidia de "Monerías".
De muchos es conocido mi robleñismo acérrimo. Labrado, en gran parte, en sus épicas actuaciones en las Arenes de Ceret. Sin embargo, este año, no ha podido reverdecer aquellas gestas, y ha mantenido el tono gris de su paso por Madrid. Dicho esto, sigo llevando grabado a fuego aquello de "In Robleño we trust". Quede escrito.
Diego Urdiales sigue sin dar continuidad a sus lidias, y a sorbitos, es muy difícil quedarse contento a no ser que sea un champán francés de a mil la botella. Y en Ceret, no fue el caso.
La novillada portuguesa de Val do Sorraia, desconocida para la mayoría de aficionados, decepcionó. Sosa. Ni para el torero, ni para el aficionado. Eso si, de gran estampa la mayoría. La terna, con apuros y sin grandes posibilidades de triunfo.
Guapa de salida. Bien comida. Salvo el segundo, que sembró el pánico durante los tres tercios, el resto fueron nobles. Varios justos de fuerzas.
El preámbulo de la tarde fue el homenaje a Frasculeo en forma de ovación una vez roto el paseíllo. El veterano torero nos regaló un documental de tauromaquia antigua. De torería. De pasajes que sólo hemos visto en vídeo o foto. Aquello que decían que una entrada para ver a Curro Romero ya estaba amortizada antes de que saliera el primer toro se puede aplicar a Carlos Escolar "Frascuelo". Su forma de coger los trastos, la gracia para rematar las tandas, el salir de la cara del toro, la forma de citar... muchos detalles para padalear. Y además toreó. Vaya que si toreó. Soberbios naturales. Encajados. Con la planta erguida. Ligados uno tras otro. Y rematados con un gracejo y torería innata.
Esaú estaba pensando en Pamplona. O no da para más. O las dos cosas. No aportó nada. Todo lo contrario que Alberto Lamelas. Muy meritoria su faena a ese segundo que apunto estuvo de llevar a a Ferando Tellez de visita a la seguridad social francesa. Puesto, y dispuesto. Solventó la papeleta con gran suficiencia. Un torero que merece entrar en más ferias.
Para la traca final se programó un desafío ganadero entre José Escolar y Victorino Martín. Con dos toreros habituados a estas lides, y nuestro paisano Paulita, en busca de ese triunfo que de un nuevo impulso a su despegue definitivo. Lamentablemente para la afición maña, Paulita no tuvo un lote nada más que para demostrar su temple y capacidad de lidia. Un pena para el bueno de Luis Antonio. Los días pasan, las oportunidades no vuelven, y la temporada se acorta.
En el aspecto ganadero, la tarde fue muy entretenida. Si hubiera que otorgar un premio, yo se lo daría a Escolar, aunque seguro que los hay defensores de una opinión antagónica. Para ser más concretos, en el caballo ganó Escolar, en la muleta, Victorino. El mejor lote, el de Robleño. El peor, para Paulita. Sorprendió la pasividad de Alberto Aguilar en su primero. Totalmente desentendido de la lidia desde el minuto cero. Una oreja en el último toro de la feria le hizo redimirse, en parte, de su pasotismo anterior. Por último, honores para "El Patilla" y Jose Manuel Sangüesa, de la cuadrilla de Paulita, a la postre, y según mi criterio, los mejores picadores del serial. Seguidamente, unas fotos de la corrida.
Próximamente, subiré una galería de fotos con instantáneas de la feria. ¡Larga vida a Ceret!