La locura de un encierro matinal en Zaragoza

Últimamente me da por construir escenarios aparentemente imposibles. Relacionados con la Fiesta de los toros. Casi siempre localizados en Zaragoza. Y en todos, subyace la búsqueda de alternativas que mejoren la viabilidad del espectáculo. 

Fantaseaba el otro día con ver convertidas las mañanas del Pilar en un ir y venir de gentes por los alrededores de la plaza de toros. Con cientos de personas localizadas alrededor del recorrido para ver pasar media docena de toros aturneando con fuerza y escoltados por una parada de bueyes multicolor. Están en lo cierto, estoy pensando en trasladar la filosofía sanferminera a las calles de Zaragoza, y más exactamente, a la Feria del Pilar. Al menos, en lo que al encierro matinal se refiere. Que Interpeñas ocupase alguno de los tendidos de sol tampoco me parecería mal. Todo suma.

Ese eslogan que reza aquello de “La locura es: seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes” demuestra que la tauromaquia está llena de locos de remate. De gatos pardos. De pasmarotes aposentados en su autocomplacencia. Estamos ávidos de otro tipo de locos. Los necesitamos. De esos locos valientes. Tratados por pirados. Descendientes de Galileo Galilei. 

¿Funcionarían los encierros matinales en Zaragoza? Pues, sinceramente, no lo sé. Un loco pasmarote te dirá que no tienes ni puta idea, que eso una majadería. El loco descendiente de Galileo te dirá que no te cuestiones si es o no factible, sino que te cuestiones cuál es la mejor manera de ponerlo en marcha. 

En un mundo ideal, lo que los químicos llaman en "unas condiciones ideales", parece evidente que celebrar un encierro en Zaragoza es perfectamente viable. En el mundo real, las cosas son diferentes ya que son muchos otros factores los que influyen, de catalizadores, o por contra, de estorbo.

Ya en su día, en la época de los Hermanos Lozano, hubo un intento de organizar encierros matinales, sin embargo, no se obtuvo el permiso municipal pertinente. Incluso Interpeñas ha sido proclive a la idea de los encierros tal y como demuestra el miedo y la contrariedad de asociaciones animalistas por el simple planteamiento de la idea.

Plaza de toros de Zaragoza.

La organización de los encierros necesitarían la implicación inequívoca de Diputación, Ayuntamiento e Interpeñas. Complicado cambalache. Y más teniendo en cuenta los compañeros de viaje del actual alcalde y que ambas instituciones están gobernadas por partidos de diferente signo político. Pero puestos a fantasear, a cada cual, lo suyo:

• Entre la hoja de ruta de la Diputación Provincial de Zaragoza estaría ceder el uso de la plaza para la celebración del encierro, y ¿por qué no? la inversión de los rendimientos económicos que le da la explotación de la propia plaza, vía canon, para adecentar y adecuar sus instalaciones al encierro (Corrales, corraletas...). Incluso, ésta sería la excusa perfecta para esa vieja aspiración de muchos aficionados zaragozanos de abrir una entrada a la plaza, y a los corrales, viejos y nuevos, desde el Paseo de María Agustín. Terrenos que, por otra parte, pertenecen a la Diputación.
• El Ayuntamiento de Zaragoza debería dar los permisos oportunos y creerse que este espectáculo, el encierro y los festejos taurinos en general, revierten positivamente en las Fiestas del Pilar como, por ejemplo, lo ha hecho la Noria Princess este último año. Y así se lo creyeron desde un principio. Pero para ello hay que persuadirles. Y trabajar.
• Por último, Interpeñas, como padre putativo de las vaquillas mañaneras, debería remar a favor para que la entrada de los toros a la plaza fuera el preámbulo a las mañanas vaquilleras. Y con AragonTV en la retransmisión televisiva.

De lo único que no tengo duda es de la asistencia de público a lo largo del recorrido, y de valientes corredores delante de los toros. Afluencia masiva. Seguro. No faltarían corredores de Pamplona, de la sierra madrileña o de la misma ribera del Ebro.

Acerca del recorrido del encierro, para su definición, sería necesario un estudio técnico riguroso que diera con el trayecto ideal, y que conjugase la idoneidad para el trotar de los toros y corredores, y los requisitos que definan los colectivos ciudadanos y asistenciales, tales como los bomberos, la Cruz Roja, prevención sanitaria y Protección Civil. Para los que conocen el entorno de la plaza de toros y con el único objetivo de que visualicen en su cabeza el posible encierro, les adjunto seguidamente un posible recorrido. Recalco que está diseñado únicamente en base a criterios subjetivos y no técnicos. El encierro partiría de unos hipotéticos nuevos corrales con salida al Paseo de María Agustín. Con estas nuevas instalaciones ganaderas desaparecería la tan manida excusa utilizada por la mayoría de las empresas para no abrir los corrales a la afición debido a la superpoblación de ganado bravo durante el Pilar y las reducidas dimensiones de los actuales corrales.

Un posible recorrido del encierro

En términos de retorno, ¿qué provecho o ganancia sacamos los aficionados y la Fiesta de los toros con la celebración de un encierro? Para mi son varios, y muy importantes. Entre otros, acercar la tauromaquia a la sociedad civil y multiplicar su presencia en los medios generalistas. Además de generar "marca Zaragoza" con derivada taurina, dotando a la plaza de ambiente y contenido taurófilo desde primeras horas de la mañana. Los retornos económicos son evidentes. San Fermín es el paradigma, y aunque es un verdadero atrevimiento pretender compararnos con la fiesta navarra si que sirve para identificar los múltiples beneficios escalables que un encierro bien organizado y planteado ofrecería a la ciudad de Zaragoza, y especialmente, a su plaza de toros. De locos.