Ya estamos de vuelta. Con depresión post vacacional, y con depresión post presentacióndecarteles. Me enteré de la composición final de la Feria del Pilar visitando la Acrópolis griega. Ruinas. Toda una premonición de lo que en ese momento sucedía en el Palacio de Sástago.
Los carteles no casan nada con
aquella bravuconada que "el Productor", como a él le gusta denominarse, largó a los cuatro vientos allá por el mes de abril -
voy a recuperar Zaragoza en un año - ¿Se acuerdan?
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(desolysombra.com) |
Sinceramente, esperábamos otra cosa. Y como yo, creo que todos. Hasta el mismísimo Simón. Y así lo ha dejado entrever en
sus últimas declaraciones, en las que, por cierto, hace alusión, a modo de excusa, a la falta de tiempo para preparar la feria. ¡Ja!
En esas mismas declaraciones, no contento con haber perdido ya su primer envite público, lanza un órdago a navegantes -
"en el 2015, el que no quiera torear en Zaragoza, no toreará en ninguna de mis plazas" - que suena más a rabieta pasajera con algún torero que a realidad perdurable en el tiempo.
Simón Casas, en Zaragoza, es un productor, pero de ilusiones rotas. Y su palabrería disfrazada de futuras promesas para el año que viene ya no alimentan la ilusión de la afición maña. El paso de los años
nos han convertido en gente incrédula, de los de
si no lo veo, no lo creo.
A tenor de su composición, la Feria del Pilar no está a la altura del aniversario que este año celebra la Misericordia. Ni de lejos. Varias sombras, pocas luces, y demasiada previsibilidad. A la Feria le sobra Luque y le falta toro. Por empezar con algo. Excesivas falsas promesas y nimio compromiso con la plaza. Por seguir con más. Y en el saco del compromiso podemos meter a unos cuantos. Especialmente a un grupo de toreros acomodados con ínfulas belmonteñas postmodernas que no son más que una cortada para esconder su creciente mediocridad. Porque la temporada de Manzanares y Morante, por nombrar a dos de los ausentes, está siendo vacua, huidiza del compromiso y de tono muy bajo, en ocasiones vulgar, en lo artístico.
Porque las falsas promesas a la afición maña no terminan con el productor de ilusiones rotas, en ese juego maquiavélico también han participado El Juli y Antonio Barrera. Uno poniendo el caramelo de la encerrona, el otro sirviéndose de la plaza para disculpar los desaires de su poderdante.
En la plaza de Zaragoza, en su última época, diferentes toreros se han encerrado con seis toros. Joselito, Raúl Gracia "El Tato", El Juli y Morante de la Puebla fueron los más recientes en hacerlo. Pues bien, este año, en el del 250º aniversario, será Daniel Luque el que pasará a formar parte de ese elenco de matadores. Algo parecido a como si yo fuera invitado a dar una conferencia en Harvard sobre la fisión atómica. Delirante. No existe razón o criterio objetivo que justifique este desatino de cartel. En la dimensión del interés empresarial del productor de ilusiones rotas si que lo hay. Y bien grande.
Si echamos la vista al cartel que conmemorará el 250º aniversario de la plaza, el del 8 de octubre, la cosa no mejora. Más bien cae en picado. Es como celebrar Nochebuena en Pacha Ibiza con David Guetta. Que el evento tenga su público no justifica su idoneidad.
En el aspecto ganadero estoy temeroso y ciertamente decepcionado. Miedoso de ver la presentación y el trapío de los toros escogidos. A modo. Y desencantado con un paisaje monocromático donde casi la totalidad de los hierros seleccionados proceden del encaste Domecq. Con una feria rutilante, este aspecto sería más comprensible, pero con la cruda realidad constituye otro de los grandes errores del ciclo pilarista.
Y Padilla. ¡Ay Padilla! Con este torero llevo tiempo mordiéndome la lengua. Y por ahora, me la voy a seguir mordiendo.
No todo son nubarrones, entre los carteles también se vislumbra algún rayito de sol. Celebro el paso al frente de Miguel Ángel Perera. Hará doblete donde otros se ausentan. Su temporada sí que es para un justo reconocimiento. Apabullante en el ruedo y comprometida en su planificación. Chapó.
Me gusta que Enrique Ponce no falte a la cita con la Pilarica. Figurón. Y que Talavante doble tarde. Que se anuncien a los más afamados rejoneadores. Y que Victorino retorne. Que la familia Marcuello, y sus novillos de Los Maños, vuelvan a la que es su plaza. Y que la otra novillada tenga argumentos suficientes para el interés. Que, por fin, se inaugure un Tendido Joven en la Misericordia. Y que para su impulso esté Francho a los mandos.
En resumen, la Feria del Pilar del 2014 no es, ni lo que Zaragoza necesita, ni lo que la plaza y su afición merece, ni tan siquiera lo que se nos prometió en abril. Nadie dijo que fuera fácil. Perdón, uno hubo, el Productor de Ilusiones Rotas.