La pesadilla continua. Con la afición desamparada por sus representantes electos y ultrajada desde hace tiempo por una nefasta gestión empresarial, la Zaragoza taurina padece un momento crítico, quizás el más triste de su bicentenaria historia. La desesperanza se ha instaurado en la afición maña con visos de permanencia infinita sin que nada, ni nadie, pueda ser capaz de revertir la decadente situación.
En este ambiente dicharachero, hoy, todos los abonados que quedamos en el barco -menos que los de ayer pero seguramente más que los de mañana-, recibimos una carta de la empresa actual de la Misericordia.
La carta da vergüenza ajena. Cuatro páginas repleta de retórica mala, rozando el analfabetismo en algunas de sus partes, con el único objetivo de comunicar al abonado dónde y cuándo tiene que soltar la pasta. Explicaciones, ni una.
Ya lo digo hoy, a 11 de febrero del 2012: conmigo que no cuenten. Iré a los festejos que me apetezca, pasando por taquilla, pero de adelantar mi dinero para financiar sus chapuzas financieras que van desde el pagaré hasta el impago de canon, ni loco.
¿Quién va a ser el atrevido que va a apoquinar un abono de temporada con una empresa que el 8 de Marzo tiene un juicio para su desahucio? En mayo los echa el juez y luego vete a reclamar el dinero del abono de temporada a sus oficinas levantinas.
Y para rematar, una invitación para el circo. Para el de los payasos, los de narizota roja.