"Todo cuesta". Novillada de CONDESA DE SOBRAL en Zaragoza.

Cuesta narrar este tipo de tardes. Cuesta. Cuesta porque uno se tiene que morder la lengua. Cuesta porque no es éste sitio para hablar como lo hago con mis compañeros de tendido. Cuesta porque tenemos en Zaragoza un novillero de aptitudes artísticas portentosas pero que no acaba de dar el paso al frente. Cuesta, porque el escalafón de novilleros está para arar, sembrar y volver a recoger nuevos frutos. Y cuesta, porque la empresa ha escogido para el primer ciclo de la temporada a un ramillete de novilleros de dudosa capacidad, salvo los dos aragoneses que, con sus deficiencias y limitaciones, les dan mil vueltas a los otros cuatro foráneos que han pisado el ruedo de la Misericordia. Al menos habrán salido baratos. Aunque la paciencia del aficionado no es infinita y, en ocasiones, lo barato, sale caro.

Los novillos portugueses de la Condesa de Sobral, puro Torrestrella, fueron buenos. Alguno superior, incluso.  Para torear como te han ensañado en la escuela. Cuarto y sexto con alguna dificultad añadida. El resto, de esos que dicen que llevan las orejas sujetas con alfileres. Con la suficiente trasmisión para el tendido y no exentos de una nobleza determinante. Sólo uno acusó la falta de fuerzas. Bien presentados, a excepción del alturrión y basto tercero que rozó el límite en la báscula con 539 kilos.

Con Miguel Cuartero padecemos demasiado. Mucho. Porque casi todos los dias es un "uuuuiiiii". Apunta pero no dispara. Se le detectan unas condiciones envidiables que no se traducen en triunfos sonados. Es una lástima. Ver a compañeros suyos, con muchas menos condiciones que él, estar anunciados más de treinta tardes al año, cuesta. Y da rabia. Porque Zaragoza, además de otras muchas cosas, necesita un torero. 

JUAN RIOS (burladero.com)

Las tres faenas del figueruelano estuvieron trufadas de lances y muletazos de gusto y temple, pero sin apenas ligazón. Salvo una tanda poderosa con la derecha y un ramillete de verónicas templadas y sabrosas. De lujo. Con el sexto, en sus primeros compases me gustó. Mandón y torero. Con pases de pecho de cartel. El resto fue una lucha contra su propio destino y sus notables capacidades para torear. Fue premiado con dos orejas, una por toro. Excesivas a todas luces aunque sobradamente solicitadas por sus paisanos. Desaprovechó una oportunidad única para salir en los papeles y que las empresas se acuerden de él. Al menos, la de Zaragoza, si que debería volver a contar con él para futuros carteles.

A Jesús León, en el que abrió plaza, le dio tiempo a demostrar su limitada o casi nula capacidad con los trastos antes de retirarse a descansar. Por una lesión de menisco, dicen. Lo cierto es que su cuadrilla, y él mismo, desaparecieron del ruedo y del callejón que lo rodea a la muerte del primer novillo como si de un truco de magia se tratara. Se inhibieron de la lidia el resto de la tarde. No fue hasta la aparición del toro de la jota cuando su cuadrilla, dos de ellos para ser exactos, hicieron acto de presencia en el ruedo de la plaza para poner dos banaderillas. Sin noticias del novillero. Que se mejore. 

Juan Millán no se lesionó pero pareció estarlo. Aturrullado, sin recursos técnicos, de pies inquietos e incapaz con los aceros. No vivirá de esto.

Roberto Bermejo, sobrado toda la tarde, estuvo soberbio en la lidia del sexto novillo, el de la jota. Un precioso animal rebosante de casta y de mansa condición, para mí, el mejor de la novillada. Carlos Esteban, el otro lidiador de la cuadrilla de Miguel, fue el depositario del brindis de su matador en el que hizo cuarto. Su lidia resultó eficaz y templada. Muy meritorio para lo poco que torea. César Urdaniz, el tercero, sufrió una aparatosa cogida al intentar dejar un par de banderillas al segundo de la tarde.

En calurosa tarde y con un quinto de entrada dimos comienzo al segundo ciclo de la temporada de Zaragoza. 

El parte médico dice lo siguiente: 'Sufre una herida por asta de toro en el escroto, con orificio de entrada de 3 centímetros y dos trayectorias ascendentes. Una de 20 centímetros que diseca la aponeurosis del músculo oblicuo mayor, llegando a la espina ilíaca antero-superior izquierda. Otra que diseca la faccia del músculo recto anterior derecho. Pronóstico grave. Queda ingresado en la Clínica Quirón de Zaragoza'