Un 4 de Mayo del 2003. Hace ya nueve años. Un torero baturro, de Garrapinillos, y con una fractura en el peroné mientras daba muerte a su segundo miura, a un tris estuvo de salir por la Puerta del Príncipe de la Real Maestranza de Sevilla. Jesús Millán rozó la gloria aquel día pero escribió una de las más memorables tardes de la tauromaquia contemporánea en el coso del Baratillo. Ante la cuasi total ausencia de imágenes, copio y pego algunas que he encontrado y la crónica de tal día que Zabala de la Serna escribió para el diario ABC.
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Jesús Millán con las dos orejas del miura y el vaquero de Padilla |
Y estas son unas fotos de aquel día que amablemente ha publicado
@jesusarruga en twitter:
JESÚS MILLÁN CORTÓ DOS OREJAS EN LA "MIURADA" QUE CERRÓ LA FERIA DE ABRIL.
ZABALA DE LA SERNA
SEVILLA. Si todas las tardes saliesen toros tan encastados como los miuras de ayer y toreros tan dispuestos como Jesús Millán no navegaríamos por las aguas del pesimismo ni andaríamos en ridículas batallitas ni en chuminadas de patio de corrala.
Los hijos de don Eduardo trajeron una corrida hermosa, sólo salpicada por las mermas físicas del primero. Y además se movió mucho y bien, por raro que suene. Una locomotora a revientacalderas fue el imponente tercero, que embestía con todo y con una fijeza y una importancia extraordinarias; más descolgado y pacífico, el quinto, con un pitón izquierdo de almíbar; y bueno también el sexto, sin olvidar, aunque en menor medida, el segundo. Total: la corrida de la Feria.
En este domingo de adiós a Sevilla estalló toda la emotividad contenida y frustrada durante días y días. Desde que Millán se postró a portagayola y el miura se le frenó delante. Cuerpo a tierra y Juan José Padilla al quite, al quite de la Feria. Muchas cosas se resolvieron ayer: el tercio de banderillas de Roberto Bermejo y Jesús Arruga al sexto fue también el de la Feria. El toro se arrancaba como un obús, pero con objetivos nobles. Se dobló Millán, muleta en mano, y marchó a los medios. De lejos citó. Uno, dos y en el tercero se descubrió. La brutal voltereta le dejó en pelota picada, rasgada la taleguilla en cien pedazos. El hombre se preocupó más de taparse las vergüenzas que de registrarse la anatomía en busca de la cornada. Un pantalón vaquero, que antiguamente se hacía con uno de monosabio o arenero, le prestó Padilla, que estuvo a todas, menos luego a lo suyo. Siguió sobre la diestra (una serie), el toro como un tren, el torero valeroso; la izquierda ligera y otra vez la derecha y el de pecho. Faena concentrada y condensada, con la duda de saber cómo hubiese reventado si le baja más la mano y le traga un pelín más. La transmisión del miura, el volteretón y la disposición del torero y las jornadas de ayuno y desgracias desataron la emoción y una pañolada desbocada que acarreó las dos orejas.
La Puerta del Príncipe entreabierta, y el sexto que embestía. En la portagayola un pisotón casi le manda a la enfermería. Millán cojeaba (rotura de ligamentos, decía el parte), pero la miel estaba ahí, en los pitones obedientes. Los lances volaron con buen aire y la primera tanda de derechazos presagiaba la gloria. La faena perdió tono desde entonces al vaciar los viajes por arriba. Aun así, toda la voluntad del maño se sumaba a todas las ganas de la parroquia para que no se fuese otra Feria con el cerrojo sin correr. Si no se demora en el descabello, hubiese contemplado el Guadalquivir desde las alturas.
Miurada enorme, para hablar y repasar durante tiempo. Pocas líneas conlleva el análisis de Manolo Sánchez con el peor lote -aunque a estas corridas o se viene a por todas o mejor quedarse en casa-; Padilla naufragó con un quinto de nota y se hundió en picado en una actuación insuficiente.
Ficha de la corrida
Real Maestranza de Sevilla. Domingo, 4 de mayo de 2003. Última corrida de Feria. Tres cuartos de entrada. Toros de Hijos de Eduardo Miura, desiguales dentro de la seriedad, bajaron de presencia 1º y 2º; nobles de juego en conjunto, destacaron el encastado 3º, el noble 5º, especialmente por el izquierdo, y el buen 6º.
Manolo Sánchez, de grana y oro. Media tendida y descabello (silencio). En el cuarto, estocada que hace guardia, estocada corta atravesada y tres descabellos. Aviso (división de opiniones).
Juan José Padilla, de champán y oro. Pinchazo, estocada ladeada y descabello. Aviso (saludos desde el tercio). En el quinto, dos pinchazos, media rinconera y cinco descabellos. Dos avisos (pitos).
Jesús Millán, de grosella y oro. Estocada ladeada (dos orejas). En el sexto, estocada corta atravesada y tres descabellos (vuelta). Salió a hombros por la puerta de cuadrillas.
2 comentarios:
David:
Que duro se les hace a algunos abrirse camino en esto, pero muy duro. Las imágenes dan miedo. A ver si echáis algún torero maño para adelante, que los habéis tenido muy buenos. Yo me quedo con el recuerdo de Raúl Aranda, para mí el mejor que aragonés que he visto en la Plaza.
Un saludo
Enrique,
ahora tenemos más toreros que nunca, pero si que es verdad, que ninguno de ellos está funcionando en las ferias.
Yo a Raúl Aranda a penas le he visto torear, algún vídeo y poco más, aunque los que saben hablan maravillas de él como torero. Para mí, el mejor torero aragonés contemporáneo aragonés fue el Tato, si bien es cierto que en Madrid nunca le pudisteis ver en su plenitud.
En esta bendita ciudad de Zaragoza, entre otras cosas, necesitamos un torero.
Saludos
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