La Comisión Taurina de Andorra, todo un ejemplo de afición

De vuelta de un intenso fin de semana en la localidad turolense de Andorra, uno escribe estas líneas agotado. Exhausto de entusiasmo y reconciliado con mi afición a los toros. Optimista y seguro de que la Fiesta de los toros tiene un esplendoroso futuro mientras siga habiendo aficionados como los que componen la Comisión Taurina de Andorra "TauroAndorra". Dos jóvenes aficionados que ponen su desmesurada afición al servicio de la Feria de Novilladas de su pueblo. Su dedicación desinteresada está apoyada por la comprensión y el apoyo de una corporación municipal sensata y un empresario taurino comprometido, los tres forman un triunvirato ejemplar.

El cuidado de los más pequeños detalles dan a la feria andorrana un aspecto envidiable que otras ferias de supuesto más fuste quisieran para ellas. No es casualidad que, entre los muchos aficionados que nos trasladamos a Andorra, había representación de gente con unas cuantas horas de volante desde sus lugares de origen. Aficionados franceses de varios puntos del país vecino, italianos y valencianos aportaban la diversidad a los muchos aficionados que nos trasladamos desde Zaragoza.

El apartado de los novillos mañanero se realiza abierto a los aficionados, dirigido por un integrante de la Comisión Taurina, y con la seriedad y el rigor necesario que exige este ritual, aportando de esta manera importancia a lo que luego suceda por la tarde. Unas instalaciones que no son las más idóneas no interfieren en el compromiso de la Comisión para que el aficionado viva el espectáculo desde primera hora. Curioso y ejemplar es el discurso que se trasmite a las cuadrillas desde la Comisión Taurina, especialmente a los picadores, delante de todos los aficionados que acuden al apartado, para que hagan un esfuerzo en realizar las diferentes suertes de acuerdo a lo que establecen los cánones, sin trampas ni ambages, recordando por si fuera de su interés, que los picadores en suerte pugnan por un trofeo al mejor picador de la Feria. (Ver fotos del amigo Paco Montesionos en su blog División de Opiniones)

El novillo de Andorra es fuerte y serio, de pitones intactos. Seleccionado en el campo con mucha antelación a la celebración de la feria y en base a unos criterios de meritocracia (la novillada triunfadora del año anterior repite), diversidad e interés para el aficionado. El trapío es salvaguardado con las diferentes y periódicas visitas de control que la Comisión Taurina de Andorra hace las ganaderías a lo largo del año. Y los aficionados son informados puntualmente con la publicación de las fotos de los novillos con antelación a la celebración de la feria.

Durante el espectáculo, el asistente recibe información detallada de los datos de la novillada con octavillas a la entrada a la plaza y pizarra informativa antes de la salida al ruedo de cada novillo. ¿Se imaginan quién escribe, imprime y realiza estas tareas? Si, la Comisión.

Antes de contar lo sucedido en el ruedo y mis impresiones como aficionado, quería tener este reconocimiento sincero para la Comisión Taurina de Andorra por su excelente trabajo. Mis felicitaciones, y este pequeño reconocimiento público que tanto merecen. Es importante no sólo denunciar las malas acciones que por ahí perpetran, sino también ensalzar cuando las cosas se hacen de forma excelente.

Enhorabuena a todos.

NOTA: Cuando mi tiempo libre lo permita, espero que más pronto que tarde, subiré las crónicas de las novilladas de Prieto de la Cal y Los Maños, así como un amplio resumen en imágenes de lo sucedido este fin de semana en la IV Feria de Novilladas de Andorra.