Alertado por uno de los numerosos comentarios que amablemente dejáis con tan alta frecuencia en este blog, me vi la grabación,
vía web, del
último programa de Tendido Cero (min. 43). Parecía ser que el máximo responsable de Taurodelta, y a la par, empresario de Madrid, José Antonio Martínez Uranga, había hablado de la presencia de las figuras en las Ferias de final de temporada, y concretamente de Zaragoza.
Alertado pero no sorprendido. Intuía el mensaje dado antes de visualizar el video. Esta monserga empresarial aparece en mis sueños de aficionado periódicamente, todos los últimos años, cada vez que se acercan las fechas del periodo otoñal. En este caso, no se refería explíctiamente a la Feria del Pilar -de los que ellos son los últimos responsables por contrato-, que también, sino por la dificultad que estaban detectando para que las figuras entraran en la próxima Feria de Otoño de Madrid.
Transcribo, textualmente, las palabras de José Antonio Martínez Uranga al respecto:
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José Antonio Martínez Uranga |
"Los toreros están volviendo a una idea antigua, que tú sabes, los toreros... yo me acuerdo de la época de Camino que ya querían terminar antes de Logroño, pero es que ahora ya, han vuelto a eso, no quieren, no quieren, hemos hablado... y no, no... no, no... van a cortar muchos la temporada... yo creo que antes de Zaragoza este año."
Tal y como reza el título de este post, estamos ante un claro caso de poner la venda antes de la herida. A casi cuatro meses vista, ni más ni menos, con más de media temporada por delante, las empresas ya empiezan a sacar a la luz pública todo su repertorio de excusas baratas para templar los ánimos del aficionado si una vez realizadas las gestiones pertinentes, si las hubiere, no se llega al destino anhelado.
Desearía poder conversar reposadamente con una de esas figuras rutilantes del escalafón de las que, alguna vez ha declinado alargar la temporada hasta Zaragoza o Jaén. Conocer sus motivos. Discutir el sentido de su decisión y saber el porqué de su determinación final. Parece evidente que a muchos toreros, desde una visión cómoda y de cierta desidia e inoperancia, les supone un esfuerzo de poca recompensa profesional, ir en Octubre a Madrid o Zaragoza a matar una corrida de toros con todas sus dificultades esperadas.
Esta falta de amor propio y torero de algunos, carentes de ilusión por mandar allí donde haya una plaza de toros, se agranda y se aviva con la debilidad de las empresas, su escasa imaginación y sus reticencias a tocarse el bolsillo en demasía. Lo de siempre. No hago nada para que venga la gente a la plaza por lo que me tengo que apañar con el dinero que dejan en taquilla los aficionados irredentos y cautivos que vienen per se, independientemente de a quién se programe. Y con lo que hay, tengo que apañarme. Poco es, pero para algo decoroso me dará. Así tiene que ser complicado "persuadir" a los toreros.
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Las "figuras" actuales están acomodadas, unos más que otros. La foto es una prueba de su "rivalidad". (FOTO: Ana García) |
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Y no lo duden, la mejor forma de convencer a las figuras es poniendo fajos de billetes, uno encima de otro. Les contaré una historia personal. Hace un tiempo, llegó a mis manos una estimable oportunidad profesional que me obligaba a cambiar mi residencia a Barcelona. El trabajo era de interés pero el esfuezo que suponía cambiar de casa, de ciudad y de costumbres era demasiado como para decidirme de inmediato. Después de mucho pensarlo, me decidí a intentarlo siempre y cuando la empresa que demandaba mis servicios aportara algo que me hiciera cambiar el sentido de mi decisión. ¿Qué hice? Demandé un sueldo un 30% superior al que ingresaba mensualmente hasta la fecha. La empresa no accedió y como resultado, sigo trabajando en Zaragoza. Y muy contento, por cierto.
Los paralelismos de mi historia personal con la de un torero en Octubre, y en la Feria del Pilar, son clarísimos y perfectamente extrapolables. Creo yo.
A modo de síntesis argumental, creo que la inoperancia, y en ocasiones, la impericia empresarial reinante en los actuales gestores de las plazas de toros, sumada a una casta torera acomodada, apática y ayuna de rivalidad, provoca situaciones de este estilo, donde Ferias históricas y de tradicional predicamento en grandes ciudades, están padeciendo una merma constante y preocupante en su asistencia a los tendidos. En Zaragoza sabemos un rato de esto. Es necesaria una gestión profesional, innovadora, técnica y competente que dote de mecanismos persuasivos, dinero u otros, que sirvan de palanca facilitadora para que los toreros de notoriedad y prestigio acudan a estas ferias otoñales con tanta falta de cariño.
Como reflexión final y con el objeto de cerrar el círculo, sostengo que una feria taurina de largo metraje -y una feria cercana a los diez festejos lo es- es insostenible social y económicamente sin la actuación de las llamadas figuras. Es una cerrazón endogámica pensar que nuestra propia visión de la Fiesta es única e impermutable. Sea la que sea. Ni todo puede ser Juli, ni todo Miura, por decir dos. Afortunadamente para la Fiesta, existen diversas sensibilidades entre los aficionados a los toros, y por ello, las diferentes vertientes de la Fiesta deben coexistir en paz y armonía, asumiendo y reconociendo que son aquellos toreros que denominamos figuras los que lideran la vertiente de la Fiesta más seguida, populosa y admirada.
Luego podremos discutir o confrontar posturas sobre qué tipo de mejoras necesita la Fiesta que esos selectos toreros defienden y sobre lo que en este blog hemos hablado -y hablaremos en futuros post- largo y tendido.