Novillada de GUADALEST en Zaragoza. Feria del Pilar 2010

Lopez Simón se ha convertido, por derecho, en el primer triunfador de la Feria del Pilar 2010. Ambición y conexión con el respetable. Una tauromquia muy particular, algo forzada en ocasiones, pero que llega a los tendidos.

Más de la mitad de la novillada de Guadalest tomó el camino de vuelta. Solo cuatro fueron aprobados. Muy desiguales de presentación los que se lidiaron. Un inválido y dos desclasados. El que hizo segundo, encastado, repetidor y de mucho celo. Un garbanzo blanco entre tanto negro. Vuelta al ruedo de premio, quizás algo excesiva pues apenas se empleó en el peto del caballo. Eso si, el toro, un torrente de embestir. 

El remiendo de la novillada vino de los festejos populares, de la desconocida ganadería de Casasola. Dos y uno que hizo de primer sobrero. Alturrones, feos, sospechosos de pitones, destartalados y con pendientes en las orejas. Deberían prohibir salir con crotales a un ruedo. Es horroroso. Los de Casasola no valieron para nada, con menos clase que Belén Esteban en un cocktaill de la jet set. Con aguantarse en pie tenían suficiente. El que hizo cuarto debió ser mandado a corrales por la vía rápida. 

El segundo sobrero, a la postre el sexto bis, fue de Los Maños. Un imponente novillo con cuajo para dar y regalar que enseñaba las defensas por delante y por detrás. Precioso. Un tío. Aplaudido de salida y de noble comportamiento. En su primer puyazo le dieron más leña que a toda la novillada junta.

Lopez Simón es un novillero diferente. Que no es poco. Sin embargo, reúne cosas de conocidos matadores contemporáneos. Es una mezcla entre César Jimenez y Alejandro Talavante. En ocasiones, fuerza demasiado la postura. Incluso cuando no hay toro delante. Falta naturalidad. Encorsetado. 

En su "haber", las cosas claras y una decisión de ser torero admirable, y ciertamente excepcional en el escalafón novilleril actual. Al toro que desorejó le recetó una faena vibrante y efectista. Conexión total con el tendido. Muy clarividente delante de los pitones. Los pases más templados y profundos vinieron de rodilas. Mató de una certera estocada. Dos orejas y vuelta para el novillo. En su segundo, se pegó un arrimón para exprimir lo poco que tenía el animal.

Miguel Cuartero sorteó el peor lote si bien no le quisieron echar para atrás al cuarto toro perteneciente a Casasola que cogeaba ostensiblemente de la pata delantera. Tampoco se le puede evaluar con ese material en frente, sin embargo sigue pecando de cosas que ya hemos comentado en este blog. Que eche un vistazo a la actitud de su compañero de terna, a ver si saca ideas. Con pulcritud y academicismo, un novillero no va ni a la vuelta de la esquina. Hay que ponerle picante al tema. Llegar a la gente. Ligar y quedarse quieto.  Echarle de esos que son ovalados y blancos. Además, se le ven condiciones, por eso se le reprocha.

Antonio Espaliú, esta tarde, ha manchado el traje de luces, pero no de sangre, sino de una pasta malolienta y de color caqui, por donde amargan los pepinos. Se ha cagado. Literalmente. A la salida del pedazo novillo de Los Maños ha empezado a merodear un tufillo por el callejón, insoportable para los que se sentaban en la barrera del 2. Las pasó ya canutas con el saludo de capote.

El novillo de Los Maños, un cárdeno oscuro de los de colgarte la cabeza en el salón, rematado y con trapío acorde al escenario, se hizo el dueño del cortijo, eso que no se comía a nadie. Embestía con nobleza y largura.  Debe ser que Espaliú es un "novillero artista" de esos que cuando no lo ven claro tiran por la calle del medio. Mira si era artista, que llevaba el mismo traje que Morante el día de la encerrona en Zaragoza. Un mostaza y oro. Lo que pasa que El de la Puebla ya tiene la vida solucionada y el tal Espaliú la tiene aún por solucionar.

FOTO: Mundotoro y Burladero, respectivamente