Ayer me acompañó un amigo a ver la corrida de Motalvo. No es aficionado, sin embargo llevaba un tiempo ya mostrando cierto interés por el mundo de los toros. Por fin se decidió a acudir a la plaza.
Terminada la corrida, me asegura que no volverá. Salió defraudado. Se esperaba otra cosa. Recalca que él se imaginaba al toro como un animal poderoso, con peligro y emoción. Y hoy sólo ha podido ver seis anmimales dóciles, parados y que, en ocasiones, les costaba mantanerse de pie. No volverá. Sentencia. No volverá porque no piensa volver a gastarse 40 euros en tal solemne coñazo.
Gracias a los toros de Montalvo, hemos perdido la oportunidad de ganar otro adepto a la causa. Lo teníamos a huevo. Mi amigo el año que viene no repetirá, pero Montalvo si. En reconocimiento a su labor de captación de fieles. Así está la cosa.
Los hechos relatados no corresponden a la relidad de lo sucedido si bien podían haber ocurrido perfectamente. La corrida de ayer de Montalvo fue indecorosa. Infumable. Sin un gramo de casta y parada como una estatua de sal. Varios se echaron. Con fatiguita. Al caballo fueron como el que va al médico a que le cure un catarro. Cuidados paleativos. El único potable el de la jota. Un grandullón que quería pero no podía. La clase sin fuerzas es como un fusil sin pólvora. El resto, carne para el matadero.
De los matadores, nada que decir pues apenas pudieron intentarlo. Tres toreros con gusto y buen concepto huérfanos de toro. El día que salga el toro, el huérfano será este, pero de torero. Sino, al tiempo.
Cierto es reconocer que no todo fue amargo. Jose Manuel Montoliu nos deleitó con un memorable par de banderillas lleno de gusto, exposición y recuerdo. Homenaje al padre. Hasta ahora, el momento de la Feria. Torería. Eso es andar con garbo y en torero. Que aprendan muchos.
Lo peor de todo no es que corridas como la de ayer ahuyente a neófitos con curiosidad, lo malo es que consiguen desesperar al más fiel de los aficionados. Otra más de estas y un puñado de los habituales se dan el piro.
FOTO: Las Ventas
2 comentarios:
Tu amigo no volverá, pero a mí se me están quitando las ganas de bajar a la feria. Y no ha hecho más que comenzar. Tengo previsto ir el viernes y el sábado, a la de Alcurrucén y Partido de Resina. Y si puedo el jueves a la de Cuadri.
De todos modos, los presidentes en los reconocimientos deberían echar las corridas para atrás. Pero como no conocen el toro... pues pasa lo que pasa. Si yo fuera el presidente, por la mañana, toro que no esté en tipo, que tenga algún defecto en el espinazo, que de síntomas de enfermo o sospecha de manipulación, ese para atrás. No el día de lidiar, en los previos. Y si se quita la figura de turno, que se quite, se anuncia convenientemente.
En fin, o nos unimos ya de una vez y se presentan propuestas serias y contundentes, o yo no me atreveré a invitar a nadie a los toros, y poco a poco me irán despachando. Como siempre el que molesta y sobra es EL AFICIONADO.
Grandioso par de banderillas el de José Manuel Montoliu. Sin duda quedarará para el recuerdo. Si señor!
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