Corrida de ALCURRUCÉN en Zaragoza. Feria del Pilar 2010

Y sonó "Er chi-chi" en el quinto de la tarde. Vaya guasa. Y no, no es un juguete erótico ni el nuevo baile del verano. Es un pasodoble, taurino para más inri. Vaya nombrecito para un pasodoble taurino. Que mal gusto. Del autor del mismo, y de la banda de Zaragoza por tocarlo. Y mientras seguimos sin escuchar Churumbelerías.

Pues mientras sonaba "Er chi chi" había un torero en la plaza. Un torero catalán con dos bien puestos. Vergüenza torera vestido de luces y luciendo traje y corbata. En el Parlament, por ejemplo. Rebosando dignidad como un minero en Chile. Apartado de su sueño y de su tierra. Marginado por sus "compañeros" de profesión y exiliado de su lugar de origen. A pesar de todo no pierde la esperanza en dejar su sello en la historia del toreo. Un ole para él. 

La corrida de Alcurrucén no acabó de romper. Bien presentada salvo tercero. Ni fu ni fa. Una decepción. Abantos todos de salida para no perder la tradición de la casa. Mansearon demasiados. Huyeron del caballo cual ratas que huyen del barco cuando se hunde. Salvo el tercero bis que se llevó un buen puyazo.

Javier Valverde se despidió de la profesión. Mis respetos para él. Hoy estuvo como el que no le va nada en el envite. Apático y desganado. El primero un manso de libro. Al de su despedida, lo machacaron en el caballo ante la impasividad del matador y de la cuadrilla. Aún con tan excesivo castigo, le quedó gas en la muleta y mereció mejor trato. Dejársela puesta y ligarlo. Sin noticias de Valverde. Para despedirse así, con esa indolencia, mejor haber mandado un burofax diciendo adiós.

El segundo Alcurrucén ilusionó al tendido. Acudía de largo a los cites. Con movilidad. Fijo en la muleta como un jubilado en la minifalda de una veinteañera. Serafín Marín lo enseña, alarga la distancia y el toro responde. Pero solo en el cite, al llegar al embroque pierde toda la calidad. Saltito incómodo en el final del muletazo. No se entrega en la embestida a pesar que Serafín se la deja puesta. La cosa se diluye como un azucarillo en leche caliente. Con el quinto quitó por gaoneras. Asustando al miedo. Quieto como una vela y pasándose al toro por la barriga. Llevándolo toreado. Junto con algún lance capotero de Luque, lo mejor de la Feria con la percalina. Pasando de soslayo por el caballo, al toro apenas le quedaban fuerzas para el último tercio, sin embargo, Serafín le exprime todo el jugo que tiene. Sereno y reposado. De uno en uno. Manoletinas como epílogo. Estocada, petición mayoritaria y oreja. 

Miguel Tendero desaprovechó una oportunidad de estar mejor. Su primero, siendo pacato y retraído, se podía tirar de él para sacarle buenos muletazos. Tendero solo lo consiguió en una tanda final. Después de un golpetazo que le deja sin respiración se va a por la espada cuando la faena estaba cogiendo altura. Al de la jota lo dejaron como un colador en el caballo que guardaba la puerta. Media docena de picotazos. Rajado en la muleta. No había donde rascar. 

Otra tarde más y ya van unas cuantas. El tedio sigue pudiendo a la emoción. Mañana Partido de Resina. Mientras quede algo de aire, seguiremos respirando.

FOTO: Serafín Marín quitando por gaoneras (burladero.com)